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Antonio de Valbuena y Gutiérrez
Don Antonio de Valbuena (para nosotros siempre don Antonio Valbuena) nació en nuestro pueblo el 29 de octubre de 1844. Fue apodado "El Melladín de Pedrosa" por tener partido (una mella) en el labio inferior. Perteneció a una familia numerosa y tradicionalista, era el más pequeño de 9 hermanos.
Aprendió a leer en la escuela de Pedrosa y en 1853 estudió Latín en Riaño con el dómine Cachaza. En 1855 se traslada al valle de Liébana (Espinama) donde su hermano José ejercía como vicario de la parroquia. En 1859 ingresó en el seminario de León donde, sin llegar a ordenarse sacerdote, estudió tres cursos de Filosofía y otros tres de Teología. Acostumbraba a servirse de seudónimos para publicar sus artículos de prensa. Miguel de Escalada, Venancio González y Juan Paseante fueron tres de ellos. Con este último seudónimo publicó en la prensa leonesa de entonces (El Eco, El Esla, El Anunciador) versos profanos, pero cuando los versos eran de carácter religioso, los firmaba con su nombre.
En los años 1864-65, todavía en el seminario, y siendo alumno, se le confía la cátedra de Física. Una vez abandonados los hábitos, fundó en 1866 el periódico titulado "El Fénix", que se publicaba los jueves y los domingos. Como quiera que el periódico no tuvo demasiado éxito (sólo vió la luz un año), fundó al año siguiente el semanario "Pero Grullo". Este mismo año publicó un libro de poemas religiosos. En 1867 se traslada a Madrid para estudiar derecho y colabora en "La Libertad" promulgando sus ideas monárquicas y tradicionalistas. En 1870 se traslada a Vitoria donde vivía otro de sus hermanos y fue nombrado director de "La buena causa" que le valió el destierro a Francia durante unos meses. Se graduó en leyes, en Derecho Civil y Canónico en ese mismo año, títulos que convalidaría con posterioridad en la Universidad de Oviedo.
Regresó a Pedrosa a ejercer la abogacía, pero pronto dejó el bufete para dedicarse a la defensa del Trono y del Altar. Fue un furibundo carlista y antiliberal atacando todo lo que oliera a progreso y liberalismo.
Cuando vino Amadeo de Saboya, escribió:
"Si hoy reciben doblada la rodilla
de limpias manos extranjero yugo
es que no hay caballeros en Castilla"
En dos ocasiones, por Villafranca y por Sahagún, intentó ser diputado, pero salió siempre derrotado. En 1873 se alistó voluntario en la última guerra carlista, llegando a ocupar el cargo de auditor general del Ejército; combatió al lado del general Villot y tras ser derrotado, sufrió un nuevo exilio en 1876. En 1877 dirige en Bilbao el periódico tradicionalista "La Voz de Vizcaya" y sus frases hirientes propiciaron el cierre del periódico. En 1878 casi hacía el solo el periódico "El Siglo Futuro", aumentando con mucho la venta de ejemplares.
En 1883 comienza a escribir sus Ripios, que son su gran descubrimiento, ripios aristocráticos, ripios académicos, vulgares, ultramarinos, geográficos, eclesiásticos, según las personas atacadas.
Colaboró en "El Imperial" los lunes hasta 1918. Publicó "La Fe de erratas del diccionario de la Academia" que levantó mucha polémica. Despreció (o envidió) a los académicos, porque él quiso entrar en la Academia y no le votaron.
Vivió siempre soltero, pero se sabe que le gustaba una moza y no se quiso comprometer porque era de estado general y creía que era descender en su nobleza. Se cuenta que anduvo enamorado también de una hija de los Allende de Burón.
Su celibato a ultranza lo hacía compensar quemando fósforo con la pluma, con una sátira cruel y sádica. En "Cuentos de afeitar", desarrollados en una barbería zahiere a los conservadores no carlistas. En "Capullos de novela" y "Novelas menores" narra sobrias y sencillas historietas con marco montañés. "Rebojos" son narraciones cortas donde destila veneno contra los caciques, escribanos, alcaldes, médicos, veterinarios, azotándoles despiadadamente. En 1899 escribe la novela "Agua turvia". "Parábolas" son 17 narraciones de crítica social del estado en que se hallaba España con un lenguaje elegante de castellano de abolengo. "Caza mayor y menor" es la última obra escrita en 1913, y se centra en las cacerías que hacía con sus amigos en Pedrosa, donde permaneció retirado entre 1905 y 1913. En 1919 se retiró definitivamente en su Pedrosa.
Don Antonio Valbuena contribuyó mucho a elevar el nivel cultural de Pedrosa. Se cree que en Pedrosa era donde se hablaba el castellano más perfecto del Reino.
Se carteó con Zorrilla, Clarín y Rodríguez Marín. Derramó su crítica a manos llenas, pero con gracia, sal y soltura. Su estilo era directo, espontáneo y cruel, pero con humor, con frases cortas, con lenguaje coloquial que todos entendían. Menéndez Pelayo, escocido por los ripios académicos, dijo que no escribiría la historia de la sátira española por no nombrar a Valbuena.
Fue un leonés inquebrantable, con profundo amor a su tierra y a su pueblo montañés. Murió el 13 de marzo de 1929 en Pedrosa del Rey en casa de una nieta de su hermana Isabel.
(Extraído del libro "Riaño y su entorno" publicado por la Gerencia Urbanística de Riaño y escrito por Don Matías Díez Alonso)